“… ¡Ella quiere lo mejor para nosotros!...
¡Siempre
nos
ayuda y nos aconseja!...trata de solucionarnos todos los problemas…
¡Es re piola, cuando no entendés algo ella te lo
vuelve a explicar!...”
Son
las frases que resumen la tan gratificante y satisfactoria relación
que me une

con
los

chicos de primer año, desde que ingresé a trabajar
con mis miedos y ansiedades supe que lo primero es establecer
un vínculo de confianza con el alumno. Esta es la única
manera de detectar y prevenir muchas de las problemáticas
que hoy en día se encuentran en la sociedad y atraviesan
las aulas, incluyendo fundamentalmente los problemas de aprendizaje.
Claro está que para ello se necesita el apoyo y
acompañamiento
continuo de la familia, de manera que mi función es también
ser el nexo entre los padres y los profesores, los padres y la
dirección o los alumnos y el profesor. Una de mis tareas
fundamentales, además de lo estrictamente administrativo,
es colaborar con el profesor dentro del aula, en lo que hace a
la disciplina y también a lo pedagógico, ya que
mi formación como psicopedagoga me permite estar al tanto
de las necesidades educativas de cada alumno, así puedo
informarle al profesor acerca de las mismas y trabajar en conjunto
para que los chicos construyan aprendizajes realmente significativos.
Este nuevo rol no habría sido posible de desempeñar
sin la colaboración y buena predisposición de los
profesores, quienes en el aula y en su clase, debieron aprender
a convivir con un personaje más.”, Lic. Lucrecia
Bruera
.